Presentes en el escudo nacional, su esencia se materializó en dos personajes revolucionarios.
- Grace Perez
- 20 mar 2022
- 10 Min. de lectura
Libro: El águila y la serpiente.
Autor: Martín Luis Guzmán.
País: México.
Edición: Décimo Séptima edición (Vigésima segunda de la obra), 1975.
Editorial: Compañía General de Ediciones, S.A. México. Colección ideas, letras y vida.
Género : Novel histórica.
Páginas: 455.
a) Martín Luis Guzmán Franco: Nació en Chihuahua en 1887 y murió en la Ciudad de México en 1976. Junto con Nellie Campobello y Mariano Azuela, son los pioneros de la novela revolucionaria. Guzmán estudió derecho en la Ciudad de México. En 1914 se unió al ejército villista, en 1915, en Madrid donde estaba exiliado, publicó su primera obra: "La querella de México". Regresó a México y se desempeñó como periodista y después diputado federal. De 1924 a 1936 vivió en España. En México trabajó (1959-1976) en la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, escribió en varios periódicos extranjeros y nacionales. Desde 1942 fundó y dirigió el semanario Tiempo, una de las mejores revistas en América de temas político-literarios, de 1953-1958, fue embajador de México ante las Naciones Unidas y en la década de 1970 fue Senador de la República.
Algunas de sus obras: Memorias de Pancho Villa, La Sombra del Caudillo, Islas Marías, Muertes Históricas y otras.
SOLAPAS INTERNAS: "Martín Luis Guzmán inició con El águila y la serpiente los libros en que trata el tema de la Revolución Mexicana. Los otros dos son La sombra del caudillo y Memorias de Pancho Villa. Aunque escritos a partir de 1917, los capítulos que componen El águila y la serpiente no salieron a la luz hasta 1926 y 1927, años en que los publicaron La Prensa y La Opinión, diarios mexicanos del sur y suroeste de los Estados Unidos, y el Universal, de la ciudad de México. Ya en forma de libro, la primera edición (1928) apareció en España, donde también se publicaron la segunda (1928) y la tercera (1932); no así las cuatro siguientes (1941,19491,1955 y 1958), que se publicaron en México. Se ha traducido esta obra al francés (1939) al inglés (1930), al alemán (1932), al italiano (1942) y al checo (1947). Novela en realidad, hay quienes ven en El águila y la serpiente libro de memorias, o una narración novelesca autobiográfica, o un trozo de historia anovelada, o una crónica de sucesos vistos y vividos, Controvertible el punto, en torno a él se ha especulado no poco, y aunque seguramente se acercan más a lo cierto quienes miran en esta obra una novela --novela sui géneris--quizá, la diversidad de opiniones se explica con solo tomar en cuenta que el autor, según sus propias palabras, se propuso hacer en El águila y la serpiente el relato de los hombres que mayor papel habían desempeñado en la Revolución Mexicana y la pintura de las escenas en que ellos y el autor mismo intervinieron,
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Unido lo uno con lo otro, y tramando todo, mediante un procedimiento tal que, dando unidad al conjunto y librándolo de ser solamente historia, o biografía, o novela, le comunicara la naturaleza de los tres géneros en proporción bastante para no restar fuerza al principio creador, ni verdad sustantiva a lo creado". Se podría zanjar el punto en igual sentido al concluir que, de hecho, El águila y la serpiente, libro que es el más pujante y vívido que acerca de la Revolución Mexicana se haya escrito, se antoja novela por el corte estético que el autor da a los más variados incidentes , por el continuado tramarse de las más variadas escenas, por el primor de las narraciones y descripciones, por la fluidez y grato sabor de los diálogos, por la abundancia de magistrales retratos y el pulular aun de mínimas figuras en el curso de tan movida historia. Episodios de profunda dramaticidad, trágicos acaecimientos, vaivenes e intrigas de la política, coloridos cuadros de costumbres, relatos salpimentados de fina ironía, llenan los breves, incisivos capítulos de El águila y la serpiente, obra rotunda y de cabal maestría. Vista así, El águila y la serpiente es la novela de un joven mexicano que, a principios del siglo, trueca las aulas universitarias, y la vida culta y refinada de la ciudad de México, por los campos militares de la Revolución y el ambiente político revolucionario los cuales se reflejan y traducen en él según las líneas, las formas y las emociones del paisaje humano que el libro pone ante los ojos del lector."
CONTENIDO:
PRIMERA PARTE: Esperanzas Revolucionarias.

La novela nos narra las vivencias de Martín Luis Guzmán en la Revolución Mexicana después de la Decena Trágica.
Martín L. Guzmán tiene que abandonar la capital del país junto con Alberto J. Pani porque están contra el régimen de Victoriano Huerta. Son acosados por el jefe de la policía Pancho Chávez, debido a lo cual, se embarcaron en Veracruz para salir del país. Al final, llegaron a Texas, donde son recibidos por José Vasconcelos, cuyo pensamiento es que con Francisco Villa ya tienen al hombre ideal para el movimiento revolucionario, cosa contaría a lo que piensa Pani, que apoya a Carranza.
Se dirigieron a Ciudad Juárez para conocer a Francisco Villa, al que el autor lo percibió como una fiera al asecho. De ahí visitaron Nogales y pasaron días con Venustiano Carranza y su gabinete. El autor comentó que el ministro de Gobernación Zubarán, siempre estaba al lado del primer jefe, mientras el secretario de Guerra, el general Felipe Ángeles, permanecía alejado de los demás. En una cena, Carranza alaba como su ejército ha logrado victorias improvisando y con buena voluntad, cosa que el general Ángeles va en contra, él siempre fue disciplinado, organizado y siguió una estrategia, Carranza minimiza estas cualidades. Guzmán apoyó al militar de carrera, expresando que la planeación y estudio siempre estarán por arriba de la improvisación, y que el país, para organizarse, requiere de individuos con estas cualidades. Adolfo de la Huerta suavizó el momento de estrés. Desde aquí, el primer jefe vió a Luis Guzmán con recelo.
Al dejar Nogales, Carranza hizo uso de su estrategia de dividir para vencer durante la

fiesta de despedida antes de ir a Hermosillo. Posteriormente les otorgó a Miguel Alessio Robles y a Martín Luis Guzmán, documentos para participar en el gobierno de Sinaloa, por lo que se dirigieron a Culiacán, ciudad recién arrebatada a los federales. La victoria se realizó gracias a las acciones del difunto militar constitucionalista Garmendia, ya las acertadas decisiones de los generales Diéguez hombre modesto que sabía mandar, e Iturbe, disciplinado, precavido, honrado y muy religioso. Gracias a la disciplina y meticulosidad del último, se logró arrestar a un soldado con alteraciones mentales que varias noches, mató por placer en diferentes partes de la ciudad
La política de enemistar a los diferentes bandos que practicaba Carranza, se vio plasmada en Sonora que dividía su apoyo entre Pesqueira y Maytorena, y en Sinaloa entre Riberos e Iturbe, que a la larga, ocasionó la formación de grupos radicales que terminaron divididos en carrancistas, villistas y convencionistas.
Eduardo Hay envió a Guzmán a Hermosillo para dialogar con Carranza, además recibir un paquete del general Rafael Buelna. El contacto se dio en el trayecto antes de llegar a su destino, y debido a que el tren desvencijado en que se transportaba Guzmán se detiene , el joven general le ofreció a Martín continuar el viaje en su armón motorizado, lo cual dio oportunidad a que ambos personajes se conocieran.

En Nogales, Venustiano Carranza le ofreció al autor, un puesto en su cuerpo de gobierno, al tiempo que también lo hizo Obregón, pero Luis Guzmán se decidió por el segundo, y el primer jefe (como represalia) le envió de comisión a Ciudad Juárez . Ahí conoció al estado mayor del general Francisco Villa. Platicó con Carlos Jauregui de como participó en la fuga del general de la prisión de Tlatelolco en la Ciudad de México, y además fue testigo como el general Fierro mató a 200 soldados orozquistas. Lo hizo personalmente, al poner a correr a los prisioneros para alcanzar una barda, que al brincarla los haría libres. En la noche estaba cansado, se acostó a dormir. De repente escuchó el quejido de uno de los heridos, y le ordenó a su asistente que le diera un tiro al muerto que se queja, para poder continuar con su descanso.
SEGUNDA PARTE: La hora del triunfo.
Conforme el movimiento avanzaba, Venustiano Carranza, mostraba el camino del caudillismo, muy contrario a Villa, que deseaba el triunfo impersonal. Guzmán y Carlos Domínguez, fueron comisionado por el centauro del norte, para que lo representaran en la entrada a la capital del ejercito constitucionalista encabezado por el general Obregón. Aquí, Luis Guzmán tuvo que aceptar un puesto para reorganizar la policía capitalina, lo cual le molestó, porque se tenía que cumplir el decreto dictado por Obregón de fusilar a todo militar o civil que cometiera cualquier delito.
Tiempo después, el autor se integró al ejército villista, propuso al general regalar su pistola a Lucio Blanco, en señal de unión conta Venustiano Carranza. Como parte de este grupo, le tocó ver como Villa solicitó un préstamo forzoso a los ricos de un poblado, donde a cada uno se le impuso un monto económico y una hora límite para entregarlo. Al primero que se le llegó el plazo era un empleado pobre que no tuvo el dinero y fue ahorcado, al ver esto, los cuatro restantes que si eran muy ricos, dieron el dinero.
Gracias a su actividad política contra el primer jefe, Guzmán fue arrestado en la penitenciaría, donde conoció a otros opositores de Venustiano y pudieron seguir conspirando. Lo aceptable de Carranza, era que no mataba a sus opositores, los desterraba, por lo que el grupo fue escoltado en el tren cuando los enviaron al extranjero.
Guzmán y acompañantes fueron rescatados de la escolta de Venustiano para que se

integraran a la Convención de Aguascalientes en Octubre de 1914. Se eligió como máxima autoridad del evento al general Villareal, del cual el autor se refiere como persona honesta y que conservaba los ideales revolucionarios, contario a otros militares participantes, que tristemente ya mostraban datos de ver solo para su bienestar. En la convención se intentó retirarle poder a Villa y Carranza para establecer un gobierno nacional .
Los oradores en la convención fueron muy numerosos. Roque González Garza, representante de Villa, llevó la propuesta de que el primer jefe y el centauro del norte se suicidaran y así el país quedaría en paz; por parte de Zapata fue Diaz Soto y Gama, quien habló del evangélico del Plan de Ayala y de Emiliano como un ser casi sobrenatural, a la vez que dijo que la bandera nacional era un hilacho, que ya era tiempo de romper con atavismos y supercherías, lo que ocasionó gran enojo en los participantes.
Una tarde, proyectaron los filmes revolucionarios, situación que terminó muy mal, pues la imagen de Venustiano Carranza, desató enfrentamientos entre los espectadores, al contrario de la Villa, que se acompañó de aplausos.
Al final, la convención nombró como presidente provisional al general Eulalio Gutiérrez (que conserva los ideales originales de la revolución). Bajo su mando quedaba todo el país. Invitó a su gabinete a a José Vasconcelos y a Valentín Gama, pariente del enviado de Zapata a Aguascalientes. Ante la decisión de la convención, Venustiano Carranza apoyado por varios generales, desconoció el mando del presidente, y se trasladó a Veracruz. Al dejar la Ciudad de México sola, la ocupó el presidente Gutiérrez, apoyado por las fuerzas villistas y zapatistas.

Al conocer el general Gutiérrez el Palacio Nacional, lo encontró ocupado por Eufemio Zapata y sus tropas ebrias, desordenadas y sin ninguna instrucción. Se organizó el gobierno, pero mantener contentos a los villistas era muy caro, y realmente eran los que gobernaban, por lo que se trató de que el general Obregón dejara a Carranza y apoyara al gobierno provisional, para que este , pudiera romper su dependencia de Francisco Villa y sus tropas.
Villa se enteró de esto, y privó de la libertad al presidente, solo para hacerle sentir su autoridad, La situación política del país, cada día era más turbia, hasta que Eulalio Gutiérrez decidió abandonar la capital para unirse a Carranza, lo apoyaron varios generales, entre ellos Eugenio Aguirre Benavides junto con el secretario de Villa, Luis Aguirre Benavides. Como titular del ejecutivo quedó Roque Gonzalez Garza.
Luis Guzmán decidió dejar la capital, ya que estaba a la merced de Zapata, Villa y Carranza, por lo hizo gala de sus cualidades políticas y decidió ir a Aguascalientes y enfrentar a Francisco Villa, quitándose de encima a Carranza y Zapata. El encuentro con el general Villa fue difícil, pero lo aceptó, además le ofreció el puesto de secretario particular.
Martín Luis Guzmán declinó de manera muy diplomática, diciendo que primero iba en busca de su familia, pero realmente se dirigió a la frontera.
COMENTARIO: Novela que nos narra el ambiente político de la lucha de poder después de la Decena Trágica. Es sorprendente la manera como el autor nos describe la personalidad y forma de pensar de varios personajes protagónicos de la historia oficial, permitiendo entender el actuar de varios de ellos. Desde ese tiempo, se inició la política que hecho raíces en el país, el bienestar y ganancia para la clase dominante, sin grandes cambios en la sociedad, o solo los indispensables para justificar su presencia en el poder.
El movimiento revolucionario se pinta solo como un acomodo de personajes que estaban deseosos de poder, y que en el antiguo régimen no les tocaría, y seguimos por la pugna de ser el mandamás, sin lealtades , solo con relaciones por conveniencia.
¿Crees que algo ha cambiado desde ese tiempo? Platiquemos.
Página 54:" Pancho Villa, cuya alma, más que de hombre, era de jaguar; jaguar en esos momentos domesticado para nuestra obra, [. . .] :jaguar a quien acariciadores, pasábamos la mano sobre el lomo, temblando de que nos tirara un zarpazo."
Página 89:"[. . . ] personajes revolucionaros que se auto investían de genios y hablaban de curar las peores dolencias patrias con una sola plumada de su mano medio analfabeta."
Página 189:"Los hombres sinceros, los decididos a llamar a las cosas por su nombre, no tenían nada que hacer en el ámbito estrechamente carrancista. . . "
Página 238:"[. . .] en cuanto hablan de salvar la patria, de salvar la sociedad, o simplemente de salvar a otros hombres, lo primero que se les ocurre es dedicarse, concienzudamente, a matar a sus semejantes."
Página 313:"Quizás el nivel moral y cultural de la Convención no fuera tan bajo de como el de algunas --cámaras donde los diputados suelen venderse al mejor postor, donde se traiciona al compañero y al amigo, donde intrigan, y a veces mandan, legisladores que no escriben bien ni su nombre."
Página 400:"La Revolución, noble esperanza nacida cuatro años antes, amenazaba disolverse en mentira y crimen."
b, c) Palabras de uso poco frecuente:
Abyecto: Que comete actos despreciables o viles.
Angarilla: Tablero o plataforma sostenida por dos barras o listones horizontales y paralelos que sirve para transportar una carga entre varias personas.
Artesa: Cajón rectangular, por lo común de madera, que por sus cuatro lados va angostando hacia el fondo y sirve para amasar el pan y para otros usos.
Colegir: Sacar una conclusión por medio de un razonamiento a partir de hechos, indicios, supuestos anteriores o de un principio general.
Conciliábulo: Reunión de personas para tratar algo que se quiere mantener oculto.
Eutrapelia: Virtud que modera el exceso de las diversiones o entretenimientos
Faca: Cuchillo de grandes dimensiones y con punta, que suele llevarse envainado.
Jaharrar: Cubrir con una capa de yeso o mortero el paramento de una fábrica de albañilería.
Jeme: Medida de longitud equivalente a la distancia que media entre la extremidad del dedo pulgar y la del dedo índice, separando todo lo posible uno del otro.
Munífico: Que ejerce la generosidad espléndida, especialmente la de un rey, magnate, soberano.
Murga: Banda de música cuyos componentes tocan instrumentos rudimentarios y entonan canciones con temas jocosos ridiculizando situaciones sociales o políticas ocurridas a lo largo del año; sus actuaciones se hacen generalmente en carnaval.
Paramento: Prenda que cubre y a la vez adorna una superficie.
Ringorrango: Adorno exagerado, superfluo e innecesario.
Socaire: Abrigo o protección que ofrece una cosa por el lado opuesto a aquel de donde sopla el viento, especialmente el viento marítimo.
Sovoz: En voz baja y suave.
Ubérrimo: Que es muy abundante o fértil.

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